Historia de la educaciòn en Mèxico

                                             

                                              

Información del curso

Este curso sitúa a los futuros educadores en el terreno de la historia de la educación en México. La historia de la educación se concibe como un campo especializado de la historia que, como toda disciplina científica, se encuentra en permanente construcción y puede ser debatida y cuestionada, por lo que ni tiene una función de adoctrinamiento, ni parte de una versión única o acabada fundada en verdades absolutas.

Su estudio permite comprender a la educación en un contexto temporal amplio que relaciona el presente con el pasado y con escenarios del futuro; al mismo tiempo que vincula los contextos locales, nacionales e internacionales con la historia de la profesión docente.

Evidencia

LA EDUCACIÓN EN MESOAMÉRICA

 

En el vasto territorio de lo que hoy es México, desde el segundo milenio, antes de nuestra era, hasta el año 1519, se desarrolló la excepcional civilización mesoamericana, compuesta de una gama de culturas originales: la olmeca, la maya, la mixteca, la teotihuacana, la azteca y la tolteca. En la parte más elevada de la región cultural, como simbólica pirámide natural, se encontraba el Valle de Anáhuac o de México, corazón de Mesoamérica. Las aguas atrapadas entre una cadena de volcanes formaron cinco lagos de poca profundidad, en torno a los cuales se asentaron diversos grupos humanos, en épocas distintas.

Los mexicas, procedentes del norte, del mítico Aztlán, llegaron tardíamente a la meseta central, por lo que tuvieron que aceptar la supremacía de Azcapotzalco, aunque no por mucho tiempo. En menos de 50 años, la "Serpiente de Obsidiana" dominó a los antiguos amos y estrechó sus anillos en torno a la Triple Alianza con Texcoco y Tacuba, que dividiría el Valle en tres esferas de influencia. El espíritu inicial cambió rápidamente, y en realidad el emperador mexicano era quien predominaba sobre los otros dos. 

 

Con el tiempo, la zona de influencia azteca habría de extenderse hasta el sur, a la región maya y más allá. Así, México-Tenochtitlán desplegó un orgulloso señorío sobre las aguas: el soberano azteca se convirtió en sinónimo de poder y dominio. Los tributos de los pueblos circunvecinos se desbordaron sobre la ciudad. De afianzar la hegemonía económica y comercial se encargaron los pochtecas, cuyas caravanas recorrían, infatigables, miles de kilómetros de territorios altos y bajos, selváticos y semidesérticos por igual. Lujo y riqueza colmaron el Imperio, régimen teocrático y militarista que se pregonaba heredero de la milenaria cultura tolteca. Nunca antes los mesoamericanos habían sido testigos de tal esplendor.

Los aztecas no sólo se preocuparon de expandir sus dominios, sino que, deliberadamente, también reescribieron su pasado histórico; destruyeron (por indignos) los documentos relativos a los antecedentes tribales y construyeron la nueva historia, tal como la conocemos hoy. Con ello, elaboraron lo que antropólogos y sociólogos contemporáneos llaman el "mito fundacional" del poderío tenochca: el Sol, representado por el águila, al posarse sobre el nopal marcaba el lugar donde debía establecerse México-Tenochtitlán, y señalaba a sus habitantes como el pueblo elegido para cumplir una misión cósmico: mantener vivo al Astro Rey. No imaginaban los pueblos mesoamericanos que la vida que conocían llegaría a su fin y que ellos serían parte esencial de un nuevo pueblo.

Los aspectos educativos no sistemáticos se fueron formalizando a partir de la sedentarización de los pueblos (chichimecas y nahuas). Los conocimientos impartidos iban desde la escritura, pasando por las matemáticas, hasta la astronomía, incluyendo aspectos religiosos y rituales.

 

 Las culturas nahua y maya sobresalieron en la formalización de la educación, pero fueron los aztecas, en su etapa más tardía, quienes se organizaron y sentaron las bases para crear la educación pública (calmécac y tepochcalli).

El culto a los dioses iba ligado al trabajo, un trabajo en el que se instruía al ser humano, con discursos elaborados, a partir del nacimiento y hasta el momento en que el cadáver era despedido de los suyos en los ritos mortuorios, entendiéndose que, para los mexicas, el alma del niño y el cuerpo del difunto estaban capacitados para escuchar y atender lo que se les decía en aquellas floridas piezas de oratoria.

El maestro cumplía un papel protagónico en la sociedad, y era un personaje de gran aprecio en la sociedad mexica. Los Tlamitinime eran los maestros que humanizaban los rostros, que era la manifestación de un yo que se ha ido adquiriendo y desarrollando por la educación. Pensaban que con la educación se hacían los sabios, los rostros ajenos y se humanizaba el corazón de la gente. Con el espejo que les ponían delante para hacerlos cuerdos y cuidadosos, se les daba a su personalidad. Se llamaba la Ixtlamachiliztli, a la acción de dar sabiduría.

En cuanto a la formación del niño y la niña mexica, eran consagrados unos a la preparación militar y otros a los estudios de la ciencia y el sacerdocio.

 

El Tepochcalli ("casa de jóvenes") era la escuela a la que iban casi todos los plebeyos. Eran muy numerosos, pues se dice que existían diez o quince en cada barrio. En el telpochcalli, aunque la educación religiosa era muy importante, se hacía hincapié en el trabajo y en las actividades militares. Esto tenía también el carácter de beneficio para la colectividad.

Aspectos educativos de la nueva España

 

La educación fue impartida por frailes franciscanos, dominicos y agustinos, a partir del año de 1525, durante la conquista con el objetivo de convertir a los indígenas al cristianismo.

Los misioneros enseñaban en las poblaciones indígenas y en las iglesias. Iniciaban a los niños en la doctrina cristiana, a leer, escribir, cantar, tocar instrumentos musicales, ayudar en la misa.

Todo aquello que garantizara la sumisión y obediencia para la limpia reproducción del reino.

En 1526 se formaron los primeros colegios, uno de ellos para transformar los hijos de la nobleza indígena en caballeros de la nobleza novohispana y otra para que los indígenas aprendieran la doctrina cristiana y oficios.

  • En 1536 se fundó el colegio de Tlatelolco, abrigado por los franciscanos.
  • En 1538 se fundó el colegio de la Caridad, para españolas, se les debía resguardar de las tentaciones e instruir en labores del hogar.
  • Los jesuitas introdujeron la idea de la educación integral: la mente, el espíritu y la conducta.
  • En ceremonias los estudiantes se distinguían por escenificaciones teatrales y sus declamaciones en latín.
  • En los centros educativos se impusieron reglas, programas y materiales de estudio. La reflexión e incluso el uso del sentido común quedaron anulados.
  • Se instalo la práctica de la memorización, la repetición y la erudición.

 

 

Primeros intentos de organización del sistema educativo y los congresos pedagógicos

 

El siglo XIX resulta de gran importancia es fundamental para comprender la construcción de un sistema educativo moderno organizado y dirigido por el Estado. De allí la pertinencia de hablar de los orígenes de la política educativa Contemporánea.

Iniciativas y ensayos educativos: la construcción de la nación Mexicana, 1821-1854

El año de 1821 marca el inicio de la imaginar a la nación y dar paso a la construcción; las propuestas son variadas pues son el reflejo de los actores políticos involucrados en el moviendo independentista.

Grupos con diferentes visiones culturales e ideológicas; sin embargo, existe un punto que los une e identifica, el educativo.

 Nada puede contribuir tanto a la prosperidad nacional, como la ilustración pública y la acertada dirección que se dé a la juventud”, declara en 1823 el Supremo Poder Ejecutivo de la joven República

Más tarde, Guadalupe Victoria declara: “La ilustración sirve para la existencia de las naciones, las educa y las conserva”

 Vicente Guerrero declara: “Convencido de que las luces preparan y hacen triunfar el imperio de las libertades, abriré todas las fuentes de la instrucción pública, se apresuran a dar a las artes y las ciencias.

 Ya el gobierno de Agustín de Iturbide, en 1822, intenta considerar el tema educativo; sin embargo, carece de fondos suficientes para apoyar un proyecto amplio, por tanto, éste queda en manos de la Compañía Lancasteriana, la cual debía fundar con el tiempo escuelas elementales y normales; el Estado quiere impulsar la educación, pero no cuenta con los recursos necesarios; por ello, deberá valerse de instituciones alternas que apoyen esta iniciativa.

El primer ensayo educativo se presenta en el año de 1823 bajo el gobierno del Supremo Poder Ejecutivo, Proyecto de Reglamento General de Instrucción Pública.

 En su art. 1° se anota que la educación ha de ser pública y gratuita

 El art. 3°, todo ciudadano tiene derecho a instruirse; nadie ha de pagar por ella, y la instrucción será uniforme y por los mismos métodos y tratados elementales.

 Art. 6°, se suprimen los gremios de maestros, pues todo ciudadano tiene facultades de formar establecimientos de instrucción.

 Arts. 11° y 12°, la Instrucción Pública estará a cargo de una Dirección Nacional

Art. 33°, prescribe que se establezcan escuelas públicas de primeras letras para instruir a los niños y formar sus costumbres en utilidad propia y provecho de la nación.

Así mismo, se establece un currículo para la primaria; en éste, se presentan las asignaturas de lectura, escritura, aritmética, geometría, gramática, catecismo religioso y moral, dibujo y dos materias fundamentales para el nuevo Estado: Constitución del Estado y Catecismo Político, es decir, se da un espacio al tema cívico y por tanto a la formación (si bien incipiente) de ciudadanos

Este proyecto consideró la educación de las niñas y de los adultos y se ordenó la creación de escuelas para atenderlos.

 La educación de primeras letras fue la prioridad del gobierno, es decir, la que atendía la enseñanza de la escritura y la lectura fundamentalmente, aunque también se dio atención a la educación superior; las carreras establecidas fueron: teología, jurisprudencia canónica y civil, medicina, cirugía y farmacia y ciencias naturales.

Las buenas intenciones de Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria fueron eso: un excelente propósito que no se llevó a cabo; la razón fue la falta de recursos económicos, maestros y espacios escolares.